Cortando Bélgica por la mitad

Este domingo ha tenido lugar una manifestación en Bruselas para manifestar el apoyo a la unidad del país. El problema está en que la mayoría de los que acudieron eran valones (de la parte francófona, la más pobre y menos desarrollada y que quiere a toda costa la unidad). De nada sirve realizar un acto de este calado sino se encuentran apoyos en las dos partes. Ni un solo político flamenco estuvo allí y los cuatro flamencos que acudieron estaban casi siempre sitiados por las cámaras de medios francófonos como para decir: "¡sí que había! ¡sí que había!. Pero es que no había.

Lo que si que fue una sorpresa fue el número de personas que acudieron, especialmente para los medios internacionales que vieron en el número de participantes (35.000 según fuentes oficiales) un filón para decir que Bélgica no se quiere separar. Eso no es del todo cierto pero tampoco mentira. Existe y existirá siempre una parte radical flamenca que además es bastante xenófoba que cree que los valones son un lastre y que no pueden seguir "tirando del país" ellos solos. Pero se trata de una minoría. El gran problema es que contagian su racismo al resto de la población culpando de los males del país a los emigrantes (ni siquiera a los valones) que vienen para ganarse la vida dignamente puesto que en sus países de origen la palabra dignidad no se suele escuchar. Una pena...

Mi opinión personal sobre este tema es que hablando con unos y con otros he podido deducir que ni valones ni flamencos se quieren separar. Qué están muy bien como están porque mejor malo conocido... Es cierto que hay ciertas cosas que molestan a unos y a otros como el reducido número de valones que habla flamenco o la negativa a hablarlo de los flamencos con ellos. Los impuestos (de hasta un 40%) también son motivo de pelea y es que ¡no me extraña! Pero estas pequeñas diferencias son insignificantes para un modelo de convivencia extraordinario que funcionado durante más de un siglo entre comunidades tan diferentes.

Lo que no es ejemplar es el comportamiento de sus políticos. Llevan sin gobierno más de 150 días y no hacen más que meter la pata. El primer ministro en funciones, un flamenco, cantó la Marsellesa (himno francés) en lugar de la Brabançone (himno belga) el día nacional belga y también se le atribuyen lindezas como decir que los valones no son lo suficientemente inteligentes para aprender el flamenco.
En fin, que en todas partes se cuecen habas y que a los políticos les da siempre por elevar la crispación cuando a la gente en realidad le importa un bledo.

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