La mala prensa de la UE

Las voces en contra de la Unión Europea se hacen cada vez más corrientes y el ‘No’ irlandés al Tratado de Lisboa ha aumentado la psicosis entre los medios de comunicación que solo hablan de crisis. La confianza de los españoles cae en picado haciendo más visible la opinión de los euroescépticos.

Internet es el vehículo ideal para hacer mover más rápidamente los aspectos negativos de la UE. Las últimas noticias, como la aumentación de la semana laboral de 48 horas a 65 gracias a un acuerdo firmado por todos los ministros de Trabajo o la posible regulación de los blogs junto con el ‘No’ irlandés al Tratado de Lisboa han contribuido a generar esta mala prensa. Pero ¿qué hay de realidad en todo ésto?

Analizando detenidamente cada una de estas noticias aparecidas últimamente podemos sacar una conclusión clara. La ‘desinformación’ o más bien ‘la mala información’ de los ciudadanos es un hecho.

  • La negativa al Tratado de Lisboa. Muchos medios de comunicación consideran que la UE está en crisis y que los ciudadanos estamos hartos de tener que ir a las urnas para ir a votar sí porque nuestros políticos dicen sí. Desde luego, la situación no es buena. No podemos decir que el nuevo Tratado librará a la Unión de todos sus males, pero sí que supondría un avance democrático sustancial para los europeos concediendo entre otras cosas más poder al Parlamento Europeo. ¿Por qué votar ‘No’ a esta medida? Si el nuevo Tratado no entra en vigor, los europeos seguiremos rigiéndonos por el Tratado de Niza y nuestros derechos seguirán siendo menores. El derecho a la iniciativa ciudadana, por ejemplo o la inclusión del la Carta de Derechos Fundamentales dentro del Tratado es fundamental. Pero, ¿por qué no vemos estos avances? ¿por qué hay que decir ‘No’? El objetivo fijado por los Estados miembros es su entrada en vigor el 1 de enero de 2009. Los mecanismos para lograrlo tienen que cambiar si quiere cumplir con este objetivo. Europa tiene que comunicar con sus ciudadanos para mostrarles que el Tratado de Lisboa es un avance y que las instituciones europeas trabajan realmente por ellos. No olvidemos que el 75% de la legislación que nos afecta proviene de la UE por lo que hacer que las instituciones sean más democráticas y que nuestra voz se oiga es cosa de todos.

  • La posible regularización de los blogs. Por el momento, es más fantasía que realidad. Sin embargo, el pánico ha cundido entre los bloggers y la discusión se reduce a si las mismas leyes que regulan el trabajo de los periodistas se tienen que aplicar a los blogs. Marianne Mikko, eurodiputada estonia socialista y además periodista de profesión es ponente del informe “sobre la concentración y el pluralismo de los medios de comunicación en la Unión Europea”. Dicho proyecto de informe ha sido aprobado la semana pasada en la Comisión de Educación y Cultura del Parlamento Europeo pero aún no ha sido debatido por el Parlamento Europeo que decidirá si aprueba la enmienda número 9 en septiembre. Dicha enmienda dice lo siguiente: “Sugiere que se clarifique el estatuto, jurídico o de otro tipo, de los weblogs e insta a un etiquetado voluntario de los mismos con arreglo a las responsabilidades profesionales y financieras y los intereses de sus autores y de quienes los publican”. Muchos interpretan esto como la creación de un registro voluntario de blogs para, según Mikko, proteger a los lectores y que éstos sepan a quién leen. Además, la eurodiputada ha realizado unas declaraciones muy duras al respecto: "No consideramos los blogs una amenaza, pero es cierto que están en posición de contaminar considerablemente el ciberespacio" Tenemos que recordar que aún no ha sido aprobado por el Parlamento, que no es una propuesta legislativa de la Comisión europea y que los últimos en decidir son los Estados miembros. Puede que nunca llegue a aplicarse ni se convierta en ley y además es tan sólo una sugerencia que no aclara que formato jurídico tienen que seguir los bloggers europeos. Sin embargo, la UE ha quedado marcada por esta opinión.
  • Por último, las famosas 65 horas. Gracias una propuesta eslovena, actual país en presidir la UE, los ministros de Trabajo europeos han llegado a un acuerdo por el que, y cito literalmente: “Si bien el principio general estipula que la semana de trabajo en la UE debe tener 48 horas como máximo y que en la práctica es una excepción que los trabajadores en la UE trabajen más tiempo, los Estados miembros podrán autorizar la no aplicación del artículo 6 siempre que adopten las medidas necesarias para garantizar la protección efectiva de la seguridad y de la salud de los trabajadores” (...) “ningún trabajador que haya dado su consentimiento con arreglo al presente artículo 60 horas, en el transcurso de un período de siete días, calculado como promedio durante un período de 3 meses, trabaje más de: i) 60 horas, a menos que se haya dispuesto otra cosa en un convenio colectivo o en un acuerdo entre los interlocutores sociales; ii) 65 horas, cuando el período inactivo del tiempo de atención continuada se considere jornada laboral, de conformidad con el artículo 2bis.” Dicho así, complicado de entender pero en grosso modo significa que un trabajador puede alargar su semana laboral hasta 65 horas previo acuerdo con su empleador. Además se añade que el empresario tiene que llevar “registros actualizados de todos los trabajadores que efectúan un trabajo de este tipo y registros adecuados para determinar que se cumplen las disposiciones de la presente Directiva”. Medida desde luego polémica que no deja lugar a dudas pero que aún no está aprobada. Gracias al aumento de poderes del Parlamento Europeo, la propuesta tiene que pasar ahora en segunda lectura a la eurocámara. La mala noticia: probablemente se apruebe porque no suele ocurrir que el Parlamento no respete la decisión del Consejo. Sin embargo, la nueva Directiva no amplia la semana laboral hasta las 65 horas. La semana continuará siendo de 48 horas y los países aplicarán la Directiva como quieran, es decir, permitiendo o no que los empresarios puedan pedir más horas a sus trabajadores lo que supondrá una diferencia clara hablando en términos productivos entre unos Estados miembros y otros. Medida polémica y discutible que ha contribuido a la mala prensa de la UE.

Pocos recursos le quedan a la Unión para mejorar su imagen pero esta claro que se necesita un cambio. Se necesita convencer y formar a los medios de comunicación para que transmitan mensajes más claros a los ciudadanos y necesita que los ciudadanos vuelvan a creer en Europa. La UE tiene mucho trabajo por delante y además tiene que hacerlo rápido sino quiere perder la confianza de más de 490 millones de europeos.

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