El pasado viernes 12 de octubre, la Unión Europea se alzaba con un galardón que sorprendía a muchos: el Premio Nobel de la Paz 2012. El motivo principal de Comité noruego para conceder este premio a la organización europea era "por su contribución durante seis décadas a la reconciliación y la paz en
Europa, así como a la democracia y el respeto a los derechos humanos".
Casi al mismo tiempo, el 16 de octubre, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea hacía pública una sentencia que mostraba que "la reconciliación" aún está por construir, sobre todo en una Europa ampliada. El Tribunal fallaba a favor de Eslovaquia en un litigio que representa uno más en las relaciones complicadas y largas (tal y cómo señalaba "Eslovaquia news en su Twitter") de Hungría y Eslovaquia como repúblicas independientes y Estados miembros de la UE.
Según el Tribunal, "Eslovaquia no ha infringido el Derecho de la Unión al denegar al Presidente de Hungría la entrada en su territorio". El conflicto se originó cuando el 21 de agosto de 2009, día de fiesta nacional en Hungría en honor a su patrón, San Esteban, el presidente húngaro se disponía inaugurar una estatua de este santo en la ciudad eslovaca de Komárno. Lo que ocurre es que se trata de una fecha delicada, puesto que ese mismo día pero de 1968 "las fuerzas armadas de cinco países del Pacto de Varsovia, entre ellas
las tropas húngaras, invadieron la República Socialista de
Checoslovaquia". Eslovaquia por tanto, prohibió la entrada al país del Presidente húngaro para inaugurar la estatua basándose en la Directiva 2004/38 relativa a la libre circulación en el seno de la UE. Ya que siguiendo también esta directiva se puede pensar que cualquier ciudadano de la UE puede viajar libremente por cualquier Estado miembro, Hungría pidió a la Comisión Europea que interpusiera un recurso ante el Tribunal de Justicia. Pero la Comisión Europea consideró que no había lugar para tal recurso. Así que Hungría presentó un recurso por su cuenta al Tribunal de Justicia de la UE contra la decisión de Eslovaquia.
En su fallo del 16 de octubre, el Tribunal de Justicia da la razón a Eslovaquia aunque reconoce que este país se equivocó al invocar la Directiva 2004/38. La razón es que "el hecho de que un ciudadano de la Unión ejerza las funciones de Jefe de
Estado justifica una limitación, basada en el Derecho internacional,
del ejercicio del derecho de circulación que el Derecho de la Unión confiere a dicha persona. El Tribunal de Justicia declara que el Derecho
de la Unión no exige a Eslovaquia garantizar al Presidente de Hungría
el acceso a su territorio".
Además de la curiosidad que puede suscitar esta sentencia, el hecho de que exista esta rencilla entre dos Estados miembros y que el problema venga de lejos, supone que el Premio Nobel de la Paz, aunque sea representativo de un cambio enorme y positivo en la estructura del continente europeo, muestra también la poca profundidad del estudio de las relaciones entre Estados miembros. No hace falta ir muy lejos; solo con preguntar a un español qué sabe de Letonia tendremos una respuesta. Pero además las rencillas y conflictos siguen patentes. Un ejemplo reciente es el bloqueo en las negociaciones para la adhesión de Eslovenia a Croacia (recordemos que Croacia podría convertirse en el 28º Estado miembro en 2013 si así lo ratifican los Estados miembros y los ciudadanos de este país). Las disputas se centran en un conflicto por las fronteras pero también les ha separado la denominación de origen de una salchicha.
Ejemplos hay muchos de los conflictos entre Estados miembros, si bien, cómo indica el Premio Nobel de la Paz, no nos hemos liado a balazos entre nosotros para solucionarlos en 60 años y eso, hoy en día, es de recompensar.
Por cierto, nos surgen dos preguntas: ¿Quién recogerá el premio en nombre de la UE? ¿Qué hará la UE con el dinero del premio? Aceptamos apuestas.
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