Schengen, el Día de Europa y un sueño que sigue siendo un sueño

Hoy celebramos el 63º aniversario de la Declaración Schuman. 63 años han pasado ya desde el día en que el Robert Schuman, Ministro de Asuntos Exteriores francés en aquella época pronunció su famoso discurso y que supuso un nuevo comienzo para una Europa que había quedado muy dañada en muchos aspectos después de la II Guerra Mundial. 
Desde entonces los avances hacia la integración europea, esto es, hacia una verdadera Unión Europea han tenido sus bloqueos pero también sus impulsores. Schengen se puede considerar como un gran impulsor de la integración europea aunque solo a medias. El Acuerdo Schengen, que supuso la creación en 1985 del Espacio Schengen, "suprimiendo los controles en las fronteras interiores entre los Estados signatarios y crear una única frontera exterior donde se efectúan los controles de entrada en el espacio Schengen con arreglo a procedimientos idénticos" y que se firmó en la ciudad de Schengen en Luxemburgo, proponía realizar en práctica uno de los derechos fundamentales de la ciudadanía europea, la libre circulación de personas: se acabaron las aduanas. Sin embargo, la firma de este acuerdo no se hizo entre los países que formaban la UE (Reino Unido e Irlanda no forman parte de dicho Espacio) ni tampoco se adhieren de forma automática al mismo nuevos países de la UE (Bulgaria y Rumanía son Estados miembros de la UE, han pedido su adhesión al Espacio Schengen y ahí siguen, esperando y seguirán si continúa la actual crisis económica que sobrevuela el continente). Además, países no miembros de la UE sí que lo son del Espacio Schengen: Noruega, Islandia, Suiza y Liechtenstein. 
Pero además en la práctica los controles “casi aduaneros” siguen en marcha. Jon Worth, un euroblogger que viaja bastante por el continente europeo y que lo hace en tren por cuestiones medioambientales, no dejaba de contarnos en las redes sociales sus problemas como ciudadano del Reino Unido (y cualquier ciudadano de un Estado miembro) cruzando Europa. Daba igual el país que un policía, recién pasada una frontera, se presentaba en el tren pidiendo pasaportes a los viajeros. En su caso, los ciudadanos británicos no tienen carnet de identidad como los españoles por lo que aunque hubiera libertad de circulación, tenía que llevar consigo el pasaporte. Hasta que llego un momento en el que decidió quejarse a la Comisión Europea (guardiana de los Tratados Europeos que son los que dan forma a las leyes europeas) y la Comisión le respondía que aunque no haya controles esto no significa que la policía de cada Estado miembro decida pedir el pasaporte y hacer sus propios controles. Parece contradictorio, ¿no es así? Así que Jon fue recogiendo todos los casos en los que se encontraba un “control” dentro del Espacio Schengen y ahora ha construido una web en la que pide nuestra y vuestra colaboración para informar de todos los casos posibles y mostrar que el Espacio Schengen, bueno, existe a medias.

Por lo que parece que el sueño europeo de Robert Schuman, sigue a medias… incluso 63 años después. ¡Feliz Día de Europa!

Comentarios

Lorfeto Madrigal ha dicho que…
Creo que tu entrada es muy acertada y la relaciono con este otro artículo, sobre las "velocidades de Europa" (en realidad ¿Hay uns sóla Europa?
http://one-europe.info/would-member-states-benefit-from-a-two-speed-europe
lospequesdefeli ha dicho que…
Acabo de descubrir tu blog. Me ha gustado mucho. Estaré atenta a tus entradas. Un saludo.